lunes, marzo 07, 2011

Tu retrato en mi pared



No sé como llegaste ahí. Un día me despierto normalmente y miro la pared de mi cuarto. Me pareció raro... nunca había visto una mancha de ese lado de la habitación. Comienzo a observarla más detenidamente... no era una mancha cualquiera, tenía algo que lo hacía especial, diferente... era como sucia, triste y me traía recuerdos de algo, pero no podía saber con certeza qué era.



Sigo observando desde mi cama... tenía una forma rara, así como un rostro... no cualquier rostro, si no que un rostro que había visto antes.



Después de un rato tratando de asimilar esa mancha con el rostro conocido, llego a la conclusión de que no es nada más ni nada menos que tu retrato en mi pared. Claro, te recordé como aquella 1º vez que observé tu rostro y me enamoré de tí y también como la última vez cuando dejamos de vernos para siempre.



(...) Fui hasta esa pequeña mancha descuidada y pasé mi mano sobre ella. Tal cuál como eras tú, con esa áspera manera de ser que opacaba tu hermoso rostro, frío como solías tratarme siempre y como frecuentemente te tomabas las cosas.



Pensé un momento en borrarla, después de todo no era una mancha cualquiera, era como sucia, triste, que me traía recuerdos y que arruinaba lo hermoso y alegre de mi cuarto...

Sabiendo que eso precisamente debía hacer, fui por esa funda de mi almohada que fue testigo de mis más tristes sentimientos y llantos por tí, en la cual deposité todas las lágrimas que derramé en esa ocasión. Había llegado el momento de cerrar ese capítulo de mi vida.



Pasé mi mano por última vez por tu cara áspera y fría, deposité un beso en ella y pase con todas mis fuerzas la funda enlagrimada por la pared, hasta que se borró por completo.



Mi vida sigue, pero no por eso olvidaré este momento...

el momento en el que apareció tu retrato en mi pared.

domingo, marzo 06, 2011

sábado, marzo 05, 2011

Frases cortas II



Lo bueno de todo esto, es que tengo mala memoria. No me cuesta olvidar...




Frases cortas I



Los días pasan lentos, no tengo pasatiempos más que pensar en tí. Agotada ya de mi cotidiano desastre, no me queda otra que deleitarme con mi deshinibida imaginación que permanentemente te busca. ¿Algún día podré encontrarme de frente con tu sonrisa y poder decirte al oído cuánto te quiero? Que el tiempo se detenga en ese momento para poder abrazarte y sentir el calor de ese beso eterno...